Crefco califica de tomadura de pelo el resultado de la cumbre España-Francia

Crefco califica de tomadura de pelo el resultado de la cumbre España-Francia

Se está perdiendo un tiempo precioso de cara a reabrir la línea en 2020.

Otra cumbre España-Francia termina con un resultado más que decepcionante para la reapertura del ferrocarril Zaragoza-Pau-Canfranc.  Así, se ha perdido otra oportunidad de alcanzar ese compromiso definitivo entre los Gobiernos centrales de España y Francia, imprescindible para hacer que la recuperación del tráfico en el túnel ferroviario de Somport sea un hecho en 2020, tal y como firmaron los Gobiernos de Aquitania y Aragón.  Una hoja de ruta a la que, tanto Madrid como París, siguen haciendo oídos sordos.

La Coordinadora por la reapertura del ferrocarril Canfranc-Olorón (Crefco) considera que la única parte de la declaración conjunta alusiva al Canfranc, en la que ambos Gobiernos “se congratulan por la celebración el pasado mes de julio de una reunión del grupo de trabajo cuatripartito sobre la reapertura”, no puede sino calificarse de tomadura de pelo cuando no se obtuvo avance alguno y fue convocada fuera de plazo, tras una primera intentona fallida por los errores cometidos en su preparación.   Resulta grotesco que, ambos Ejecutivos, sí confirmen “su deseo de finalizar la fase de estudios actualmente en curso sobre la travesía ferroviaria central”, una infraestructura que, en el mejor de los casos, no estará en funcionamiento antes de 2050 (las redes prioritarias de transporte de la Unión Europea no serán revisadas antes de 2023), que podría tener un coste final varias decenas superior al de la reapertura y que necesitará transportar un volumen de mercancías tan elevado que, teniendo en cuenta los tránsitos transfronterizos actuales, cuanto menos, permite albergar dudas sobre su viabilidad económica.  El uso de la TCP para tapar las miserias relativas al Canfranc, parece ya haber saltado del ámbito autonómico al estatal y ser la única cuestión en la que el Gobierno de España presta oídos al de Aragón. Por otro lado, las “obras de seguridad y circunvalación urbana en el eje E7/RN134”, que recorre el estrecho valle del Aspe en el sur de Francia, tampoco van a solucionar las necesidades logísticas aragonesas.   En este sentido, los 500 millones invertidos en los 50 kilómetros en funcionamiento de la autovía entre Huesca y Jaca (con tramos como el Arguís-alto de Monrepós con un coste por kilómetro que supera los 24 millones de euros), y los que quedan por invertir, se van a demostrar inútiles para satisfacer las necesidades exportadoras de las empresas asentadas en Aragón.  Un dinero que debería haber sido invertido en la renovación de la línea férrea entre Huesca y Canfranc, convenciendo con ello a París, con hechos, para que acometa reabrir los últimos 32 kilómetros que quedarán, a principios de 2016, y que la reapertura sea una realidad.